Voy a Albarracín una vez al año (si llega) y por tanto desconocía la situación. El domingo Rúper me pidió que atara a mi perra, y aunque en un primer momento no lo entendí, porque la perra estaba en ese momento tranquila a nuestro lado y estábamos en familia, gracias a lo que me dijo, tuve consciencia que estaba incumpliendo una norma, por lo que la até y ahora sé que la perra tiene que estar así siempre que vaya a Albarracín. Me considero una persona educada y respetuosa, aunque como veis cometo errores, y en este sentido tengo que agradecer a Rúper que me enseñara que no lo estaba haciendo bien, porque de esta forma tengo la oportunidad de rectificar.
Además a raíz del debate que se ha abierto en torno a los perros, he sido consciente de que hay muchísima gente a la que le molestan (para unos se trata de molestia y para otros verdadero rechazo). De verdad, no sé si no me daba cuenta o no me quería dar cuenta, pero ahora me siento fatal pensando en todas las veces que a lo mejor he estado en una escuela y mi perra ha estado por ahí, puede que molestando a mucha gente. He de confesar que no me siento nada bien, porque mi perspectiva y mi vivencia es muy diferente.
Con esto tampoco quiero decir que vaya a dejarla en casa porque no sea grata para algunas personas, primero porque no tengo con quien dejarla, segundo porque ya pasa bastante tiempo encerrada y sola entre semana, y tercero porque para mí es muy importante que ella venga conmigo. Eso sí, ahora que soy más consciente de las opiniones de los demás al respecto, y de ciertas normas, en los lugares donde esté prohibido expresamente llevarla suelta por supuesto que la ataré (como en Albarracín); en los lugares que estén prohibidos los perros, no la llevaré; en las escuelas que haya mucha gente también la ataré; y cuando seamos 4 gatos, aunque seamos “familia”, pediré permiso para soltarla (como hacen los fumadores respetuosos, que no fuman en los lugares prohibidos y piden permiso si quieren fumar en otro lugar).
Por último, sólo quiero pedir disculpas públicamente a todas/os aquellas/os a los que mi perra haya molestado en alguna ocasión, sobre todo cuando labra, que no siempre soy capaz de hacerla callar , porque aunque sea responsabilidad mía, ella es un ser diferente a mí y no siempre su conducta está en mis manos. Eso sí, prometo hacerlo mejor, e intentaré ejercer mis derechos como dueña y los de mi perra respetando a los demás.
Alicia Martínez Sanz.